La boda fue sencilla, cálida y emotiva. Arreglamos un local junto a la iglesia de San Bernardo. Preparamos las mesas, compramos aperitivos, lo típico de toda la vida: las gambas, el queso, el jamón... llenamos las neveras de botellines y el colofón de la tarta como postre final. Estuvieron toda la gente que queríamos: nuestras familias respectivas, nuestros amigos y nuestros compañeros de trabajo y disfrutamos de una noche inolvidable en la que nos sentimos queridos y arropados por todos.
Volví de mi viaje de bodas, negra como un conguito, consecuencia de los larguísimos días de verano expuesta al aire, al sol y al agua de un mar Mediterraneo que me impresionó por su color, transparencia y belleza. Me corté el pelo casi al milímetro y recuperé 4 0 5 kgs. que me vinieron muy bien. Me veía guapa y me sentía otra persona, era feliz, estaba radiante por la experiencia vivida y me gustaba mi nueva vida. Ansiaba empezar mi rutina después de un mes de vacaciones, volver al trabajo, dirigir mi nueva casa, salir con mis amigos, estar con mis padres y contarles con todo lujo de detalles lo que había conocido, los parajes maravillosos de Mallorca y lo que había aprendido. Me encotraba fuerte e ilusionada para empezar mi nueva vida junto a mi marido y a poder ser cuanto antes con un hijo.
Paralelamente a mi vida, la política se aceleraba, recuperaba fuerzas. Suárez en consonancia con el Rey, también emprendía con fuerza e ilusión un proyecto complicado, para ir reparando una España malherida, ahogada por las presiones y problemas de toda índole que la abordaban sin piedad: falta de recursos, aislamiento europeo, paro, conflictividad laboral, terrorismo, inflación, crisis económica y presiones políticas de ambos bandos: los nostálgicos seguidores de un regimen caduco y los aperturistas, soñadores de una nueva realidad más acorde con los tiempos que vivíamos.
Y así llegamos a Septiembre después del lapsus vacacional de Agosto. Tiempo para empezar a poner en práctica lo que en nuestras mentes ya habíamos programado, diseñado con tanta energía, tiempo para construir unos cimientos fuertes que pudieran sostener sin riesgos de derrumbes una vida nueva, mejor para los españolitos que irían llegando a un país libre, abierto a la modernidad y la innovación, lleno de luz, de color, desterrado !por fin! el blanco y negro de décadas pasadas. Y en mi caso, un hogar, un pequeño símil de esta España en construcción, para los hijos que quisiéramos tener.
Aquí se cierra el prólogo que dió paso y preparó el camino para lo que
llegaba irremediablemente: comenzaba la gestación de una vida nueva.
El verano llegaba a su fin, eran esos días en los que empiezas a mirar que ropa tienes para el invierno, a sacar mantas, a preparar la casa para el frío que va llegando, días en los que te recoges más temprano por las noches y en las calles ya más solitarias, empieza a notarse que el otoño está llegando. Fue en esos días cuando sospeché que podía estar embarazada, había motivos sobrados para ello y el corazón se me aceleró. Compré el Predictor, que acababa de salir al mercado sin comentar nada a nadie y lo dejé preparado antes de salir por la mañana hacia mi trabajo. Cuando volviera a las dos de la tarde, allí encontraría la respuesta a mi consulta.
Subí las escaleras corriendo, el corazón se me iba a salir por la boca, entre derecha al dormitorio. Todo estaba como lo dejé, la cama sin hacer, el pijama sobre la almohada, las zapatillas cada una por un lado y en la mesilla, junto al libro que estaba leyendo, el soporte sujetando el tubo con el preparado. Me temblaba la mano cuando lo cogí, el corazón seguía palpitándome con fuerza, me senté en la cama tratando de sosegarme, de tranquilizar mi corazón y allí estaba el circulito rosa anunciándome que estaba en camino mi primer hijo. Me eché hacia atrás en la cama, acaricié mi barriga con ternura y allí me quedé saboreando sóla ese momento maravilloso de saber que dentro de mí ya latía una nueva vida y deseosa de que mi marido llegara para darle la noticia. Mi embarazo acababa de comenzar cuando el mes de Septiembre llegaba a su fin.
Coincidiendo con esta fecha, Suárez presenta el Rey el "Proyecto para la Reforma Política" y se convoca la fecha del 15 de Diciembre de ese mismo año, para la celebración de un Referéndum Nacional. Empezaba de esta manera el proceso de cambio que nos llevaba hacia la democracia.
En Diciembre, de cuatro faltas y ya vestida de pre-mamá, recorrí 6 o 7 colegios electorales hasta llegar al mío. Los censos estaban mal hechos, había gente, como en mi caso, que no aparecía por ningún sitio y otros que figuraban en varios a la vez, faltaban listados, información... pero, al igual que yo, la gente buscó, pateó colegios, revisó listas y no se dió por vencida hasta encontrar su sitio y !votar! Había una ilusión enorme, era la primera vez que votaríamos y nadie quería quedarse atrás, todos queríamos sentirnos protagonistas del momento trascendetal que vivíamos.
La consulta en Referendum obtuvo un 94% de votos favorables. La gestación para la democracia se desarrollaba sorpresivamente con total normalidad de momento.
En esos meses últimos del año 76 y ya embarazada empecé, empezamos mejor dicho, mi marido y yo nuestro aprendizaje político. Había un compañero de trabajo de Antonio que pertenecía al Partido Comunista en la clandestinidad y bajo el dictado de éste, comenzó en el centro de trabajo, digamos que la alfabetización política de sus compañeros, empezó a adoctrinarlos en dicha materia, a explicarles por lo que se estaba luchando, qué era la democracia y que podíamos conseguir con ella, cómo nos habían reprimido a todos los niveles, cómo nos habían aborregado y engañado, cómo actuaban los sindicatos, los partidos políticos existentes... todo, porque no sabíamos nada y poco a poco se nos fueron abriendo los ojos y fuimos comprendiendo. Mi marido me contaba todas las noches ya acostados lo que ese día le había explicado y el interés y la curiosidad entró en mi cuerpo. Me iba con él a las reuniones, conocí a sus compañeros y empecé a instruirme por mi cuenta, todos los ratos libres devoraba libros, revistas, folletos, discursos, biografías prohibidas que nos facilitaba este compañero y ví la luz y comprendí lo que había pasado y lo que queríamos que pasara.
Soñé con un mundo mejor para ese ser que llevaba dentro de mis entrañas y me volví loca de alegría e ilusión. Vivía doble embarazo, el mío y el que se gestaba para traernos la libertad que ahora añoraba aún sin haberla conocido antes.
(Continuará)