domingo, 31 de marzo de 2013

Y... nació MAYA!



La primavera estaba llegando a su fin para dar paso al verano que empujaba con fuerzas, cuando supimos que estaba en camino. La inesperada noticia, fue una explosión de alegría para todos los que estábamos reunidos en casa, aquella tarde del 6 de Junio del año pasado en la que celebrábamos el cumpleaños de mi hija. Recuerdo primero la cara de sorpresa que se nos quedó a todos y como a continuación como si hubierámos sido empujados por un resorte, nos levantamos llenos de alegría para abrazar y besar a los futuros papás, a los que dimos todo el ánimo y apoyo del mundo. Nos emocionamos, reimos y aplaudimos desde la mayor de la familia, nuestra bisi, a los más pequeños Marco y Emilio, a los que explicamos que un nuevo primito/a llegaría más adelante para aumentar la familia.

Y fueron pasando los meses 1, 2, 3, 4... siguiendo su ritmo normal, para la mamá las típicas fatigas matinales y no tan matinales, el sueño, la barriguita que va creciendo poquito a poco... y para todos "el será niño o  niña", ¿ a quien se parecerá?, ¿que día llegará? hasta que signo del zodíaco le tocará, en fin lo que decía, lo típico que se repite miles, millones de veces cada vez que una mujer queda embarazada.

Creo que al cuarto o quinto mes supimos por fin el sexo. Nueva explosión de alegría porque tanto los padres, como toda la familia por ambas partes, deseábamos una niña, había ya tres machotes que la precedían y ya tocaba !niña!. Bueno sólo uno de entre todos, creo que más bien por llevarnos la contraria, se emperraba en que fuera niño ¿Adivinais quién? Sí exactamente, Marquitos. Salvi y Sara eligieron el nombre después de barajar (como normalmente suele pasar) montones. Les encantó Maya, porque es un nombre corto, sonoro y que significa "ilusión" y decidieron que era el nombre apropiado para su hija. Yo, particularmente creo que no se ha podido elegir otro mejor, porque se ajusta perfectamente al sentimiento que me llenó desde que me enteré. Un sentimiento, una ilusión que ha ido suavizando los malos momentos, que nos ha dado fuerzas y nos ha unido a todos en la espera ansiosa e ilusionada de su llegada.

Así fue pasando el tiempo, hasta que llegó el día de su nacimiento. Tuvimos suerte, el parto empezó un sabado por la mañana, suerte porque me parece que el sábado es el día más bonito de la semana, porque  al menos a partir del mediodía se terminan las prisas, las carreras, el strecks y llega el momento de la calma, de descansar, de disfrutar... de olvidar el trabajo de la semana que termina. Ésto permitió como tantas veces habíamos hablado que nadie tuviera problemas, que todos estuviéramos allí excepto tres excepciones impuestas: la bisi por motivos de la edad y Marco y Emilio que ejercian de canguros al cuidado de Nuno y Emilito respectivamente.

Entre las 20 - 21 horas fuimos llegando al hospital. La sala de espera era un hervidero de personas, allí no había quien se entendiera. La gente lo ocupaba todo, los asientos, los pasillos, la puerta principal, la cafetería... pero, !que maravillosa sala de espera! es la única sala de espera de un hospital en la que se respira vida, alegría, ilusión. El "cachondeo" como decimos por aquí está presente, los "corrillos familiares", las voces, las risas, las carreras en estampida cuando la megafonía avisa, los ramos de flores, los enormes globos con ositos rosas o celestes, las caras de cansancio... Salvi nos informaba de la situación bien mediante móvil o haciendo rápidas escapaditas de las que no sé como no huía asustado cuando corríamos hacia él cuál fan que lleva el diablo.

Las horas fueron pasando y con ellas la sala se fue desalojando en tal medida que sobre las 24 h. de la noche, sólo quedábamos allí dos otres familias esperando. La nuestra la más numerosa, Al fin pudimos sentarnos todos juntos, arrimamos asientos en circulo para así formar una gran reunión en la que todos pudiéramos charlar con todos, cambiar impresiones y  esperar con todos. Una gran reunión de personas, pensaba yo, con un denominador común, con un deseo a flor de piel: que todo saliera bien, que a la mamá no le pasara nada y sufriera lo menos posible, que al papá no le pudiera el nerviosismo y la apoyara al máximo y de que Maya llegara a este mundo en perfectas condiciones y rodeada de un montón de personas deseosas de volcar todo el amor del mundo sobre su personita. Esta vez muy  al contrario que cuando nació Marco y Emilio (ya lo comenté en un post anterior) iba a haber allí mucha gente esperando su llegada a pesar de que tambien como ellos, nació de madrugada.

Y no me resisto a dar fe de los reunidos para que mi niña cuando sea grande sepa todo sobre ese precioso día:
Los abuelos: Vito, Maribel, Antonio y Ani.
Los titos: Fátima, Víctor, Carla, Tania, Iván y Rocío. 
Los primos: Marco el mayor, que aguantó como un tío con sus 7 añitos y además representando a Emilito y Nuno .
La tita Cristi, mi sobrina y la tita Rocio que llegó de la playa directamente. Aparte el goteo de amigos que durante toda la tarde pasaron por alli (Carlos, Gregui, Dani, Tiyo...)

En esa reunión y en esa espera hubo de todo: charlamos, hicimos apuesta, hablamos con Salvi, reimos... hasta que alrededor de la 11/2 h. o 2 h. Salvi corriendo vino a avisarnos que entraban en paritorio. Entonces sí que ya los nervios se desataron del todo. Maribel casi temblaba pensando en Sara, yo loca por fumar un cigarro y mi hija no me dejaba, Vito tuvo que salir a vomitar, Antonio cuidando de Marco que al final se había dormido sobre el asiento...en fin, cada uno mostraba el nerviosismo a su manera. Como anécdota muy graciosa no quiero dejar de mencionar lo que nos reimos, cuando al cuarto de hora aproximadamente de la entrada de Sara a paritorio, nos llamaron por megafonía. Pensamos que mi niña había nacido ya y saltamos todos en desbandada corriendo hacia el control. Era para vernos como corríamos, a Marco casi lo arrastramos medio dormido, a mi se me cayeron por el camino todas las cosas del bolso porque con las prisas lo cogi al revés, Carla se tiró al suelo conmigo para recogerlas lo antes posible, nos entró el "pavo" al vernos unos a otros y nos tronchamos de risa. No se quien llegó primero, pero todo el jaleo para nada, solo era para comunicarnos con bastante retraso, la entrada en paritorio. Había que ver nuestras caras,cuando volvimos nuevamente a nuestros asientos.

Al final nos comunicaron que podíamos pasar a las puertas de paritorio que Sara ya había dado a luz y estaba a punto de salir con Maya. Nunca se me olvidaran los ojos llenos de lágrimas y alegría de mi hijo en la puerta, ni la carita de alivio-felicidad-sorpresa de Sara al vernos alli a todos, ni los besos que todos le dimos a los dos, ni los abrazos que nos regalamos todos, unos a otros, ni las caras de felicidad... No pudimos conocer a Maya, estaba "cansaita" y se  la llevaron a recuperarla. Uff! que decepción! pero... bueno, no importaba, teníamos todo el tiempo del mundo para estar con ella, así que dejamos a los papás que estuvieran tranquilos y salimos a la calle, sabiendo que en pocas horas la tendríamos en nuestros brazos.

Hoy Maya va a cunmplir dentro de tres días dos mesesitos (nació el 3 de Febrero) y es la niña más bonita del mundo. Aparte de la pasión de abuela que muchos direis, y es verdad porque la tengo, estareis conmigo todos los que la conocen que es preciosa. Tiene la cabecita llenita de pelito negro y una piel morenita sonrosada que es una delicia,la naricita pequeñita, la boquita de labios muy bien perfilados y, ¿ los ojos?... los ojos grandes, oscuros y de lo más expresivo, habla con ellos cuando te mira y parece querer recoger con su mirada todo lo que a su alrededor ve y ya sonrie cuando se le habla o se la hacen cositas y cuando lo hace, un hoyito que dan ganas de comérselo, se le forma en su mejilla derecha igual que a su madre.

Y como no quiero dar la imagen de abuela pastelona o pesada (que seguro la habré dado), acabo este post, no sin antes dar las gracias a Dios por lo bien que me trata la vida, porque soy poseedora de lo más preciado que se puede tener,  una familia maravillosa que se quiere, en la que estamos juntos y unidos para afrontar sin miedo y con confianza lo que la vida nos vaya enviando y tres nietos (y si Dios quiere más que vendrán) que son la alegría de mi casa, la ilusión y la felicidad: MARCO, EMILIO y MAYA.




viernes, 29 de marzo de 2013

"Decíamos ayer"



Hace ahora un año que dejé de escribir en este blog. La verdad es que el tiempo ha pasado volando y parece que la última publicación "Libertad", la realicé hace pocos días. Esta no continuación, no se debe, desde luego, a falta de ganas, pérdida de ideas o ilusión, ni mucho menos, todo es mucho más simple, me ha faltado tiempo. El año 2012 ha sido un año muy duro, muy difícil, me atrevería a decir que para la gran mayoría de los españoles, y en mi caso, aunque gracias a Dios, no ha sido dramático, como tantos que se han producido (deshaucios, suicidios, grandes pérdidas...) sí que la situación nos ha quitado más de una vez el sueño. Por lo tanto, el poquito tiempo  que sacaba  para escribir lo he tenido que ocupar en otros menesteres, la verdad no tan agradables.

La crisis que estamos viviendo nos está apretando en tal medida que hay veces que parece terminaremos quedando sin resuello, pero cada vez tengo más claro que el ser humano tiene una enorme capacidad para sacar fuerzas cuando ya parece tenerlo todo perdido y vuelve a remontar. Quiero ser un poquito optimista y pensar que ya lo peor ha pasado y que aunque todavía falte tiempo para empezar a subir, al menos podamos mantenernos.

Y como hay que seguir y como signo de normalidad, me propongo continuar mi blog, porque a pesar de que me supone muchas veces un gran esfuerzo, también supone para mí una importante terapia personal de la que no quiero prescindir.

Independientemente de que alguna o algunas personas ajenas a mi familia (los míos, sí que leen mi blog) pueda leer mis escritos, que está claro que me gusta y anima a seguir, vuelvo a repetir que el motivo principal es mi propia satisfacción. Porque es realmente una gran terapia y una gran satisfacción escribir, sacar mis ideas, mis pensamientos, mis recuerdos y vivencias a la luz, fuera de ese complejo circuito cerrado que es mi cerebro. Es como si descargara y desahogara un disco duro, es como si de esa manera desclasificara montones y montones de sentimientos y emociones que están ahí ocupando un espacio que puede dar cabida a otras experiencias nuevas.

Llegó 2013 y... nació MAYA.